A blog of an amateur philosopher

Monday, November 27, 2006

El mundo desarrollado y los peces

El otro día escuchaba en clase cual es el momento más eficiente (económicamente) para pescar, de modo que podamos aumentar el bienestar de los que los capturan y los consumen, pudiendo asegurar la regeneración del banco pesquero.

Hoy hemos hablado sobre cual es la generación óptima de residuos (puesto que residuos=producción de bienes=bienestar). En un memo del Banco Mundial (http://www.whirledbank.org/ourwords/summers.html) se habla de la eficiencia de exportar a los países en vías de desarrollo nuestra contaminación.

Los países más desarrollados potencian la aceleración no solo las diferencias económicas sino también las diferencias en calidad ambiental. Este problema es grave puesto que los individuos que tienen el poder de consumir, no sienten el coste natural de sus acciones puesto que exportan dichos costes a los países en desarrollo con un “tipo de cambio” muy favorable.

Ha existido siempre un doble rasante a la hora de valorar las capacidades de los países en vías de desarrollo. Yo me pregunto hasta que punto se puede considerar justo dejar el desgaste ambiental a merced del mercado. Teniendo en cuenta que las teorías de “igualdad de condiciones” están lejos de cumplirse debido a la manera en que está distribuido el capital económico y humano actualmente.

En ciertas zonas del planeta (como África) se ha llegado a un deterioro del capital humano y natural – propiciado por anteriores exportaciones de efectos negativos colaterales de la rápida industrialización de los hoy países desarrollados – que hoy es difícil de subsanar, y en tal caso, requiere un esfuerzo y tiempo de espera alejado del óptimo.

Del mismo modo en que si se agota un banco pesquero o se extingue una especie, aplicando políticas de exportación de residuos solo estamos agravando el problema y “exportando” al futuro el momento de tener que hacerle frente. Además de deteriorar el estado de nuestro planeta, reducimos la “regeneración” del potencial intrínseco de las naciones menos avanzadas para reducir la brecha de bienestar con los países desarrollados, que de por si ya está bastante menguado, relegándolos a tener que depender de la caridad de algunos, en un intento desesperado de deshacer el mal que ya se ha estado haciendo.

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